LA FLAUTA MÁGICA
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Schikaneder y Mozart nos invitan a realizar un viaje interior donde no existe lo material y sólo habita un espíritu que muere a sí mismo para encontrar la Verdad. Aquí lo invisible se puede ver. Escuchen: "Nada es inexistente en esta ópera". El espectador va a vivir una experiencia de la que parte como protagonista y elegirá libremente entre el camino de la auténtica conversión de Tamino o el de quienes nos someten con "engaños y supersticiones" (Sarastro Escena I, Acto II). Y, por encima de todo esto, o mejor, envolviéndolo todo con su aliento restaurador, la Música, no representada aquí mediante una _auta tangible sino a través de cada pliegue de ropa, cada rayo de luz o de cada mirada. ¡Cuánto amor en un teatro! Que tengan un feliz viaje. Diego Carvajal - director de escena
El argumento es bastante sencillo, el príncipe Tamino perseguido por una serpiente, se interna en los dominios de la Reina de la Noche, quien se aparece enseñándole un retrato de su hija Pamina secuestrada por el malvado Sarastro. Tamino se enamora al ver la imagen de la joven, entonces la Reina le promete la mano de su hija a condición de rescatarla. Tamino acompañado de Papageno (el hombre pájaro) se adentra en el territorio de Sarastro y entonces se da cuenta que el verdadero mal lo encarna la Reina de la noche y no Sarastro como él creía. Para quedarse lejos de la Reina y con Pamina ha de superar una serie de pruebas y una vez superadas estas, los amantes se reúnen felices triunfando el bien sobre el mal.